El Cónsul de España sabía que mi padre me visitaría pronto y para darle la bienvenida, organizó una comida en petit comité en la piscina de su residencia. Entre los invitados estarían el Director de Turismo y su marido, un escritor muy guapo con quien conecté enseguida. Siempre fui Mariliendres y a partir de entonces nos hicimos muy buenos amigos los tres.

Cuando la paella llegó a la mesa, solo por el color mi padre y yo  nos miramos con cara de ¡tierra trágame ! Nadie sabía que mi padre aunque fuese Gato, o sea , puro madrileño , venía directo de  su chalet en Valencia donde es típico tener un paellero y cada Domingo como es tradición, mi madre cocinaba la mejor paella del mundo. Aun así mi padre hizo el honor de probarla ante la mirada expectante de todos , especialmente de la mujer del Cónsul quien con unas cuantas copas ya en su sistema, abandonó su asiento, y se sentó a su lado. Estaba enamorada de los ojos grises de mi padre con quien no dejo de coquetear incluso llego a besarle en la boca y eso ya no me gustó nada . En primer lugar porque mi padre estaba casado felizmente con mi madre y después me pareció una falta de respeto al el Cónsul quien me parecía un gran hombre y que lamentablemente parecía muy acostumbrado a ese tipo de comportamiento. Era una alemana altísima , guapísima, caprichosa y mucho más joven que él, pero eso no le daba derecho a actuar de esa manera.

Yo sentía un cariño muy especial por D. Jose Luis Dicenta Ballester. Desde el principio creyó en mi, me ayudó , me apoyó., me abrió puertas y fue todo un detalle dar la bienvenida a mi padre de esta manera. Pero tengo que reconocer que D. Ángel Barco llamaba mucho la atención por  su parecido con Paul Newman y era irresistible con las mujeres. Menos mal que mi madre no era celosa y cuando se lo conté se sintió orgullosa de tener un marido tan atractivo.

Nando y Alberto para quitarle tensión al momento nos invitaron a todos al concierto que daba esa misma noche Diego Torres y su canción del momento Color Esperanza. Yo ni siquiera la había escuchado pero era una buena excusa para llevar a mi padre, quien seguramente como buen ingeniero de sonido disfrutaría o no del sonido.

Después del concierto fuimos a cenar al restaurante del hotel de Leonardo DiCaprio y Camerón Díaz, el Standard. Me quede alucinada cuando al entrar vi en la recepción un hombre desnudo dentro de una vitrina enorme de cristal usando su ordenador y comiendo como si fuese normal . Por lo visto era un espectáculo de 24h donde se iba turnando con una mujer también desnuda. Las mejores patatas fritas que había tomado exceptuando las de mi Nanny. Luego nos tomamos unas copas en el rooftop ¡que era lo más! El diseño de la piscina con sus vistas espectaculares… no quería que la noche terminase, pero esa sensación era muy normal entre  los españoles ya que a las 2am cuando empiezas a estar en las nubes , se termina todo. Al final te acostumbras y empiezas la fiesta a las 6 de la tarde.

En LA hay muy poco Downtown y desde luego el Walt Disney Concert Hall con su imponente arquitectura de acero diseñado por uno de mis arquitectos favoritos el canadiense Frank Gerry no te lo puedes perder.

Poco a poco fui conociendo la vida creativa de WeHo, West Hollywood, donde la arquitectura, la moda, y las artes se funden, sin olvidar el corazón de la famosa vida nocturna gay de los impresionantes bares de Santa Mónica Boulevard. Era la primera vez que asistía a la fiesta del orgullo gay, con razón la más espectacular del mundo. Era como estar dentro de una película de verdad . Alguna chica, guapísimas por cierto, me tiraron los tejos pero como decía Alberto ; — Nada querida, ni lo intentes, a ti te gusta más un soldado que a mi.

Una tarde de sol, en la espectacular terraza de la casa de Hollywood Hills de mi pareja favorita, le pedí a Alberto si podía leer el guion para danza en tres actos que había terminado de escribir “ Amor Eterno” Sefarad  S. XV. Inspirado  en el libro que me regaló Paul de Noah Gordon “El último Judio”. Como buen escritor, me aconsejó, me ayudó, e hizo algunas correcciones.

Me informe mucho y me metí muy de lleno en toda la injusticia y el error histórico que cometieron los Reyes Católicos con la Inquisición española.

Ese libro me marcó para el resto de mi vida y me ayudó a crear, a viajar por la época medieval, a vivir un final feliz y mediante la pasión y el drama del flamenco, a contar una historia de amor y danzar entre sedas con Daniel, mi amor Judio.